Club de Maestros
Lectores La Salle – Conocoto
Micro-ensayo del cuento
de César Dávila Andrade:
<<Si pudiera abandonar mi alma en algún lugar del espacio y
conducir luego a mi cuerpo de algún modo vacío y despreocupado, por
esas calles>>.
Los personajes de Dávila Andrade
tienden a la búsqueda de <<lo infinito>> como en el caso del relato
“Pacto con el Hombre”, donde se narra cómo un espíritu entra al cuerpo de un
ser humano con el único fin de conocer las sensaciones humanas; y, liberar de
ellas al hombre. Esta idea puede resultar inimaginable para las ciencias
físicas o químicas, pero no para la literatura y lo que se podría llamar
“ciencias del espíritu”, de las cuales Dávila Andrade parece conocer muy bien. Analicemos
un poco más el argumento del relato.
Decir que los personajes del autor
buscan lo infinito no es decir gran cosa. Pero si tomamos en cuenta el detalle
de las consecuencias que esto conlleva, sobre todo para la reflexión
espiritual, nos traslada al campo estético. ¿Cómo podría ocurrir esto? El
relato tiene dos personajes: el humano y el luciferino. Al primero llamemos “X”
para facilitar el argumento.
El relato expresa las limitaciones
del cuerpo, de la carne, de los sentidos, de la fisiología humana para
experimentar lo espiritual. X solo podrá tener recuerdos certeros de esas
experiencias espirituales, no mundanas, al liberarse de su cuerpo y vivir solo
en alma. Nótese un detalle más, X no vende su alma, no entra en un cambio
comercial con el mundo luciferino, sino que solo libera su alma del cuerpo,
nada más. Esto nos indica que la intención del autor es caer en cuenta de la
experiencia no carnal que puede alcanzar el ser humano, misma que no se
lograría si el pensamiento solo se ocupa de lo mundano. Se debe pasar de lo
carnal para pasar a lo espiritual, a lo estético.
Las señales de lo infinito están
expresadas en el relato por el personaje luciferino. Él entra en el cuerpo
humano de X y siente, en el pleno
sentido de usar los cinco sentidos. Desde el inicio de su experiencia en el
interior de la carne ya siente el encierro. No tiene la sensibilidad espiritual
que antes disfrutaba. Las necesidades humanas le invaden, pero las rechaza. Por
ejemplo, siente hambre pero no la acepta, no quiere rendirse ante los ardores
humanos. Todas las experiencias del personaje luciferino encaminan a la
añoranza por lo espiritual.
El relato indica que X no
soportará estar encerrado en el tejido humano después de haberse liberado de
él, aunque fue solo momentáneamente. La percepción de lo espiritual es
estética, es decir no material. X buscará su liberación. Y sin embargo ahí está
la vulnerabilidad del personaje X, en doble sentido. Primero porque como humano
no tiene capacidad de percibir lo espiritual; y, si lo más importante para dar
sentido a la vida es “lo espiritual”, tenemos una primera deficiencia de X en
general, como especie humana. Segundo, porque según se sugiere X toma la ruta
más cercana, la ventana que está junto a su cama, para salir de la carne
humana. Pero, y si el invadido hubiese sido un sacerdote, pastor, académico,
filósofo; ¿habría pasado lo mismo? Es probable que no tan fácil. Un personaje
religioso o filosófico habría reflexionado profundamente antes de actuar como
lo haría X; es decir, esos personajes no se permitirían ser vulnerables.
La reflexión de Dávila Andrade
sobre lo espiritual y lo vulnerable es frecuente en sus personajes.
Bien escrito.
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