viernes, 6 de mayo de 2016

PACTO CON EL HOMBRE

Club de Maestros Lectores La Salle – Conocoto
Micro-ensayo del cuento de César Dávila Andrade:

PACTO CON EL HOMBRE



<<Si pudiera abandonar mi alma en algún lugar del espacio y
conducir luego a mi cuerpo de algún modo vacío y despreocupado, por esas calles>>.

Los personajes de Dávila Andrade tienden a la búsqueda de <<lo infinito>> como en el caso del relato “Pacto con el Hombre”, donde se narra cómo un espíritu entra al cuerpo de un ser humano con el único fin de conocer las sensaciones humanas; y, liberar de ellas al hombre. Esta idea puede resultar inimaginable para las ciencias físicas o químicas, pero no para la literatura y lo que se podría llamar “ciencias del espíritu”, de las cuales Dávila Andrade parece conocer muy bien. Analicemos un poco más el argumento del relato.

Decir que los personajes del autor buscan lo infinito no es decir gran cosa. Pero si tomamos en cuenta el detalle de las consecuencias que esto conlleva, sobre todo para la reflexión espiritual, nos traslada al campo estético. ¿Cómo podría ocurrir esto? El relato tiene dos personajes: el humano y el luciferino. Al primero llamemos “X” para facilitar el argumento.

El relato expresa las limitaciones del cuerpo, de la carne, de los sentidos, de la fisiología humana para experimentar lo espiritual. X solo podrá tener recuerdos certeros de esas experiencias espirituales, no mundanas, al liberarse de su cuerpo y vivir solo en alma. Nótese un detalle más, X no vende su alma, no entra en un cambio comercial con el mundo luciferino, sino que solo libera su alma del cuerpo, nada más. Esto nos indica que la intención del autor es caer en cuenta de la experiencia no carnal que puede alcanzar el ser humano, misma que no se lograría si el pensamiento solo se ocupa de lo mundano. Se debe pasar de lo carnal para pasar a lo espiritual, a lo estético.

Las señales de lo infinito están expresadas en el relato por el personaje luciferino. Él entra en el cuerpo humano de X y siente, en el pleno sentido de usar los cinco sentidos. Desde el inicio de su experiencia en el interior de la carne ya siente el encierro. No tiene la sensibilidad espiritual que antes disfrutaba. Las necesidades humanas le invaden, pero las rechaza. Por ejemplo, siente hambre pero no la acepta, no quiere rendirse ante los ardores humanos. Todas las experiencias del personaje luciferino encaminan a la añoranza por lo espiritual.

El relato indica que X no soportará estar encerrado en el tejido humano después de haberse liberado de él, aunque fue solo momentáneamente. La percepción de lo espiritual es estética, es decir no material. X buscará su liberación. Y sin embargo ahí está la vulnerabilidad del personaje X, en doble sentido. Primero porque como humano no tiene capacidad de percibir lo espiritual; y, si lo más importante para dar sentido a la vida es “lo espiritual”, tenemos una primera deficiencia de X en general, como especie humana. Segundo, porque según se sugiere X toma la ruta más cercana, la ventana que está junto a su cama, para salir de la carne humana. Pero, y si el invadido hubiese sido un sacerdote, pastor, académico, filósofo; ¿habría pasado lo mismo? Es probable que no tan fácil. Un personaje religioso o filosófico habría reflexionado profundamente antes de actuar como lo haría X; es decir, esos personajes no se permitirían ser vulnerables.

La reflexión de Dávila Andrade sobre lo espiritual y lo vulnerable es frecuente en sus personajes.


JAVIER CHILIQUINGA

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